Es una pregunta muy interesante, pero para la que no tenemos respuesta científicamente válida. No disponemos de ningún estudio comparativo entre diversos antibióticos que nos permita establecer cuáles son más o menos adecuados en el caso de una enfermedad inflamatoria intestinal, colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn.  De hecho, aunque todo el mundo suele decir que el uso de antibióticos puede desencadenar un brote o tener algo de riesgo más que en la población general en personas con enfermedad inflamatoria intestinal, las pruebas al respecto son sólo anecdóticas, porque en algunos estudios de calidad no se ha conseguido confirmar esta hipótesis

Sí que sabemos lo siguiente:

1) El uso de antibióticos causa cambios muy importantes en la microbiota intestinal (antes llamada flora intestinal) cambios que pueden persistir meses. Potencialmente esos cambios podrían afectar al curso clínico de la EII.

2) Por ello, la mejor política consiste en utilizarlos sólo cuando están indicados y ni más ni menos tiempo que el indicado para cada enfermedad, y cabe recordar que:

2a) Para los procesos víricos los antibióticos NO están indicados. Es la situación de uso incorrecto más frecuente.

2b) Cuando se usan con carácter preventivo, la duración del tratamiento antibiótico debe ser limitada, no hay razón para extender el tratamiento más de 3 días en casi ninguna indicación preventiva.

2c) Siempre que se pueda se debe indicar el antibiótico de menos espectro eficaz en esa patología.Por ejemplo, en las infecciones bucales la amoxicilina es suficiente en casi todos los casos y el uso de amoxicilina con clavulánico no añade eficacia y sí efectos adversos

3) Sólo se apoya en la experiencia clínica, no hay datos de estudios controlados, pero parece que las quinolonas (ciprofloxacina, por ejemplo) son bastante bien toleradas en los pacientes con EII, pero obviamente sólo están indicadas en algunas patologías.

En realidad pasa como con los antiinflamatorios. Al menos la mitad de los problemas derivan de usarlos cuando NO están indicados. Pensárselo dos veces es la mejor manera de prevenir problemas.  Sin embargo, cuando están indicados (pongamos una pielonefritis, una neumonía…) el riesgo no sólo es asumible, es un precio pequeño a pagar por la eficacia del antibiótico en esa enfermedad.

En cada caso concreto su médico de Familia valorará la situación. Es útil a menudo consultar directamente con su Unidad de EII, en donde conocerán mejor las circunstancias de cada caso. Cada paciente es un mundo.