Generalmente la EII puede aumentar la predisposición a padecer otras patologías de carácter autoinmune, sin embargo, cada caso es distinto. No como tal, no se hereda como rasgo un genético. Sin embargo, con el tiempo se ha comprobado que sí que existe cierta predisposición genética en algunas personas que, junto con otros factores externos, provocan que se desencadene la enfermedad.